sábado, 4 de julio de 2020

EL SIMPLE Y VERDADERO CAMINO AL ÉXITO

(Un libro de Rodac Ziluben Tucmanaho)

Capítulo Primero: Una introducción.

He leído varios libros de los que son llamados de autoayuda o de autosuperación que toman como tópico el tema del éxito, y sobre ellos tengo una mirada crítica, que es lo que, entre otros motivos, me ha llevado a escribir este libro.

En primer lugar he notado una avidez casi morbosa por presentar el tema del éxito como un poder o facultad casi esotérica, como si el tema del éxito fuera una cosa misteriosa o mística, como el manejo de un halo mágico, un aura fantasmal, o un algo denominado karma, u otra cosa con la cual debes estar conectado.

Yo desdeño todos estos artilugios, que para mí son trucos y elucubraciones para enganchar curiosos e incautos lectores, y digo que el éxito no tiene nada de mágico, ni de misterioso, ni de místico. No es un truco que uno pueda sacar de la galera, no es algo artificioso para asombrar a alguien.

Todas estas obras de las que estoy hablando parecen más bien confusas telarañas guiadas por ansias comerciales y por la apetencia de algunos pesos, más que por el deseo de ayudar sinceramente a las personas.

Lo cierto es que el éxito no tiene nada de misterioso, ni de esotérico, ni de mágico, cada ser humano en su propio nivel y necesidad está capacitado para el éxito, tanto para tenerlo como para mantenerlo, el poder está en cada persona, es una cualidad humana natural.

Otra crítica plausible por hacer está basada en la costumbre casi general de todos estos autores de confundir, mezclar o presentar tanto el uno como el otro al éxito y la felicidad, relacionadas, o como si fueran la misma cosa siendo que son cosas distintas, pueden estar juntas, es cierto, como una silla puede estar al lado de una mesa, pero no son la misma cosa.

De manera que si yo estuviera presentando a los lectores, este pequeño libro que habla sobre el camino al éxito, como un medio para que sea feliz, me estaría equivocando, pues para ello tendría que leer otro librito mío que se llama: “Un Secreto que te dejará mudo.”

Capítulo Segundo: Niveles de cambio.

Al comenzar este tema o asunto del éxito, se hace necesario indagar un poco acerca de su naturaleza, y nos vamos a encontrar con algunas sorpresas. En primer lugar, si le preguntamos a alguien, así a boca de jarro, que cosa es el éxito, nos vamos a encontrar con que existen tantas respuestas diferentes como personas les hayamos preguntado.

Las respuestas van a variar sensiblemente de acuerdo a la persona, a la situación y perspectiva de cada cual, desde el que opina que el éxito es cuestión de suerte, hasta el que lo atribuye a un heroico esfuerzo. Es muy difícil llegar a una respuesta unívoca que los conforme a todos de buenas a primeras.

Sin embargo, en el contexto o repaso de todas estas indagaciones, nos vamos a encontrar con un elemento que, de una manera u otra, aparece en casi todas las respuestas que le han dado a esta notable pregunta, y ese elemento común es el  cambio. Básicamente para todas las personas tener éxito tiene que ver con cambiar.

La nota de CAMBIO, se presenta siempre, variando el qué, el cómo, el cuándo y el donde e incluso el porqué, pero queda clara e ineludible la idea de que cuando hablamos de éxito, hablamos de cambiar. Desde ya, que hablamos de un cambio positivo, pero eso va a quedar sentado poco más allá en este escrito.

Por esto, antes de entrar de lleno en el tema del éxito nos vamos a explayar un poquito con el tema del cambio.

Digamos que el cambio es aquel fenómeno por el cual una cosa se actualiza en una forma distinta a la que tenía anteriormente, o que, lo ulterior de un cambio no es como lo anterior, ha habido una trans-mutación, una trans-formación.

Digamos que un cambio puede señalarse con vectores o flechitas, porque, en todo cambio, lo esencial, la identidad de la cosa, ser o persona es la misma, pero algunos de sus atributos son distintos, digamos que lo que desaparece no es la esencia de la cosa, lo que la hace ser lo que es, sino una parte, que puede ser importante o no, pero no es ella misma, no es ella toda.

Un cambio total sería como la desaparición o la muerte de una cosa, el cambio del que hablamos retiene la identidad o la esencia de la persona, el ser o la cosa de la cual hablamos y cambian otras cosas.

Es sabido, por cuestión de sentido común que los cambios pueden ser, desde una perspectiva humana, valorables  como buenos o malos, positivos o negativos, pero desde un punto de vista humano, porque desde un punto de vista natural los cambios son solo cosas que pasan, son hechos, como una lluvia o un día de sol. El éxito entonces, hasta aquí, es un cambio, pero no cualquier cambio, sino uno que es valorado como beneficioso y positivo.

Todavía podemos explayarnos un poquito más en el tema del cambio y decir que hay varios niveles de cambio, tenemos los cambios naturales que sufren las cosas por causas externas, y que afectan a todas las cosas, como las lluvias, los terremotos, y otros fenómenos de la naturaleza.

Otro tipo de cambio es el que sucede por causas internas de la cosa, esto es algo que pasa con los seres vivos cuyos metabolismos producen cambios, como el desarrollo, el crecimiento, la reproducción, esto es lo que pasa con el mundo vegetal y animal, al cual también pertenecemos los hombres.

Finalmente, para no ser tan puntillosos, en la cima de los cambios internos se da esa clase de cambios de los seres que tienen raciocinio, libertad y voluntad para elegir y decidir lo que quieren hacer, decisiones que son causas voluntarias y producen cambios voluntarios queridos y decididos por el agente que lo realiza y de cuyas consecuencias va a disfrutar beneficios o padecer perjuicios.

Esta clase de cambios, es el tipo de cambios de cuya naturaleza participa el que llamamos éxito, es un cambio querido, posible y decidido, por y para el ser humano, que goza del atributo de ser su propio agente, es decir que puede tomar decisiones con razón, libertad y voluntad.

Capítulo Tercero: Cambios futuros.

Pero la persona, el ser humano, puede hablar de los cambios voluntarios de más de una manera: como un suceso actual, como un suceso pasado o como un suceso futuro, y en todos estos casos, el cambio que llamamos éxito tiene que ver solo con el presente y con el futuro, precisamente porque el pasado es imposible de cambiar.

De manera que si vas al éxito en tu camino, una vez que lo hayas determinado, no mires atrás. El futuro es el mapa donde nosotros planeamos el éxito, lo planeamos, lo decidimos y paso a paso lo traemos al presente, para luego contemplar los logros con satisfacción y orgullo.

El hecho de que tengamos la capacidad de establecer y decidir lo que va a ser nuestro futuro, hasta donde la naturaleza humana y terrena nos lo permite, es por sí mismo sorprendente, y que lo podamos hacer con autonomía, libertad y raciocinio, lo es más aún.

Somos la única especie que lo hace culturalmente, al menos en este planeta, hasta ahora. Pero todavía en todo lo que hacemos existe una cualidad mejor y mayor que la anterior, aunque se basa en ella, que impregna todo lo que hacemos, lo demarca y lo limita y al mismo tiempo le da un toque majestuoso, ennoblecedor, y este hecho es el de la valoración,

¿Por qué el ser humano hace las cosas de una manera y no de otra? ¿Por qué no hace las cosas de la manera que el ciego instinto se lo determina, sino que a veces va contra él?  ¿Por qué elige la libertad antes que la comodidad?

El hombre juzga y valora, por eso su futuro no es como lo determinan las fuerzas de la naturaleza, sino el resultado del hombre interactuando con ella. Es cierto que a veces la naturaleza le supera, le desafía, le diezma, le destruye, pero también es cierto que el acciona, lucha y se enfrenta con ella para evitarlo,

¿Por qué simplemente no huye como lo haría cualquier otra especie capaz de desplazarse?

El futuro del hombre es una página en blanco que solo se llena cuando él toma decisiones y actúa. El hombre actúa cuando elige entre opciones posibles de acción aquella que él prefiere porque le parece de más valor, y la valoración que hace surge de una operación interior suya, no exterior.

Tal vez acude a sus experiencias anteriores, a sus miedos, a sus sentimientos, o a lo que usualmente está acostumbrado a hacer, o no. En esa capacidad que se patenta en las palabras: “o no” del último párrafo, yace la clave que ha determinado la existencia de toda nuestras civilizaciones, en todos los tiempos.

El destino de todas las familias, pueblos y naciones que han existido en la Tierra, y el futuro de todas las que existen en la actualidad. Y el futuro de toda persona que tiene la capacidad de actuar por sí misma.

Capítulo Cuarto: Un mar compuesto.

¿Quiénes pueden tener éxito, entonces? Todo el que tiene la capacidad de decidir con libertad, razón y voluntad. Ellos pueden saborear el éxito en todas las nutridas y relevante gama de sabores en que se les presente, o fracasar, pero como veremos, más adelante, que el fracaso es en realidad un componente más, y creería, muy necesario, del éxito.

Bueno, es un poco la respuesta a la pregunta que seguramente se estaba pergeñando en la mente del lector: ¿Por qué si todos pueden tener éxito, hay tantos que fracasan?

Pasando por alto el hecho de que hay quienes nunca lo intentan, debemos entender que todos vivimos inmersos en medio del éxito y del fracaso el cual  transitamos por el camino del acierto y del error.

Tenemos un tema importante en dilucidar cuál sea el proceso del éxito, en el cual nos adentramos en los siguientes capítulos, pero debemos tener previamente claro, que el fracaso es una vicisitud normal, en el camino del éxito, del cual se pueden aprender muchísimas lecciones, hasta el punto de que no deberíamos llamarlos puntualmente fracasos, en la mayoría de los casos son oportunidades de refinar nuestros pasos al éxito y reaprender nuestras conductas.

Enfáticamente digamos que la razón básica por la cual muchos no tienen éxito, y esta es mi firme opinión, es que no saben que pueden tenerlo.

El éxito es libre y accesible para todos.

Hubo ciertas épocas oscuras en las cuales, cambiar era casi un delito, uno no podía cambiar de profesión, o de partido político, o de religión sin generar una censura social muy grande y señalada.

Hoy nos percatamos de que esto no puede ser así, la razón, el sentido común, y los criterios actuales han cambiado. Lo anterior merece un párrafo aclaratorio, porque la mayoría de las personas, tienen acerca del éxito, una idea formada por adoctrinamientos equivocados, los que les hacen pensar que el éxito es algo difícil, misterioso y lejano. Casi prohibido.

Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que los seres humanos navegamos diariamente por un mar compuesto de éxitos y de fracasos, y gran parte de ese derrotero, la gente lo hace sin darse cuenta de ello, pero, puestos a pensar, veamos este detalle que sigue.

No importa que no hagamos nada, los cambios igual van a venir, los días y las noches van a seguir pasando, y con el pasar de ellos se van a ir los años, y vamos a cambiar igual, envejeciendo, aunque no hagamos nada, vamos a envejecer y entonces tal vez nos lamentemos por no haber sido un poco más decididos y diligentes, o digamos, activos, antes.

Es mejor hacer las cosas por libertad y decisión, buscar los cambios, luchar contra los cambios perjudiciales que nos depara el día a día, que dejar venir la vejez y la muerte sin hacer nada.

El gestionar diario de la vida, el hacer trámites todos los días, el manejar y administrar las cosas lo mejor posible diariamente, evidentemente forman parte del éxito de una persona.

Vivir un día provechoso es un éxito. Terminar un año mejor de cómo se lo empezó o con las metas propuestas cumplidas también. Yo sé porque lo digo. Vivir nuestras vidas ordinariamente cotidianas, es un éxito tan común que no lo notamos. Hoy aprenderemos a vivir vidas extraordinarias, para tener éxitos extraordinarios.

Capitulo Quinto: Necesidad.

El simple y verdadero camino del éxito comienza con una toma de conciencia de que necesitamos cambiar, luego, y solo luego de esto el éxito será posible. Algunos han dicho, han escrito y afirmado, que es básico tener capacidad, posibilidad, etc, etc, etc, y me parece lamentable que se publiquen tantas elucubraciones falsas que no sé a quienes beneficia.

Yo sigo pensando que lo esencial es la necesidad y creo que con lo que sigue, voy a demostrarlo. Tal vez el ejemplo sea un poco extremoso, pero con serlo se logra ver que es evidente e irrefutable, y son ejemplos reales. Tomemos el caso del habla, el cual es una capacidad del ser humano, que las personas desarrollamos porque, tenemos cuerdas vocales, dirán algunos, y yo les diré que no, sino que lo que tenemos es la necesidad de comunicarnos.

Tanto es así que, los que no pueden hablar, los que son mudos, igual van a aprender a hablar, con las manos, o de alguna otra manera, van a comunicarse, y ¡vaya que lo hacen! Lo mismo pasa con los no videntes, que no tienen la capacidad de ver, pero como seres humanos que son, siguen teniendo la necesidad de leer, estudiar e informarse. Por esta necesidad de “ver”, con un poco de entrenamiento convierten sus manos en verdaderos ojos para leer, estudiar y andar cotidianamente.

Tenía un amigo ciego que era una luz para los billetes, le dábamos fajos mezclados de toda clase de billetes para probarlo y él en pocos segundos los ordenaba de a cinco, de a diez, de a cincuenta según su valor, en esto era más rápido que los que podíamos ver. A veces cuando comíamos me pedía que le alcanzara una servilleta, para gastarle una broma yo le decía: Bueno y le ponía un billete de cualquier valor en la mano. De inmediato reconocía el billete y nos decía su valor, nuestro exitoso amigo ciego.

La necesidad de un cambio es crucial para comenzar nuestro camino del éxito, si se tiene la necesidad, en el noventa y nueve por ciento de los casos, el hombre o la mujer lo logrará, aunque parezca imposible. La necesidad, no siempre es una necesidad material, una necesidad tangible, también puede ser una necesidad espiritual, social o emocional.

Como cuando un amigo mío, un ignoto compañero de oficina de gruesos anteojos, cumpliendo una necesidad emocional, tal vez, un intenso deseo, participó en un concurso de tangos, una faceta desconocida de su vida para nosotros, pero decidimos concurrir y apoyarle. Fue una sorpresa para nosotros, y, ¿por qué no? un orgullo descubrir su bella voz y verlo ganar el segundo lugar.

Pero, ¿Cómo y cuándo se toma conciencia de que tenemos necesidad de cambiar?  Aquí también hay claras e inequívocas respuestas, así como los niños aprenden de sus errores y a medida que asimilan información nueva respecto de tantas cosas, van refinando sus actividades, así también somos nosotros, y no podemos evitarlo. Somos hijos del aprendizaje. Llegando a la conclusión de que el adulto es un niño grande y tan sólo, tal vez, con un poco más de experiencia.

Nosotros también cambiamos y nos readaptamos a medida que recibimos mayor información, más luz, como los niños, es el conocimiento, la información, el aprendizaje, el que nos muestra nuestros errores actuales y las mejoras que son  posibles. De la misma manera que la luz ilumina una habitación, el conocimiento, la información y el aprendizaje ilumina nuestro interior. El conocimiento de nuevas verdades nos hace libres de viejos errores.

Tan solo con que los veamos como cambios necesarios y posibles, y más, si sabemos que los cambios van a venir igual, por tanto, que mejor que sean cambios dirigidos por nosotros mismos y no que ellos vengan al arrullo del azar y de la suerte, que a veces no es tan buenito. El despertar a la necesidad de un cambio, aparece a nuestros ojos como un desafío, como un reto, aparece como un objetivo posible, como una meta lejana, pero accesible.

La comunidad, el amigo, el compañero de trabajo lo ve como una embestida contra la fatalidad del destino de nuestra vida, como el intento de una hazaña, como un heroísmo. De manera que el camino del éxito, tiene esto también de beneficioso, que es un buen ejemplo y un aliciente para las demás personas a nuestro alrededor.

Capítulo Sexto: Así como somos.

En realidad todos podemos tener éxito, y más aún, lo tenemos, en cierta medida, al salir adelante del trajín de cada día en la vida cotidiana, llevando encima el peso de una empresa, un trabajo o una familia o las tres cosas. En este mundo de sobresaltos y conflictos, fatalidades y sorpresas, todos los que vivimos, somos hasta cierto punto los triunfadores, los sobrevivientes de este siglo y de esta hora.

Pero a veces tenemos una nueva visión, percibimos y oteamos una nueva realidad posible para nosotros, con la nueva información que adquirimos, se “aparecen” sueños, metas y expectativas que antes no habíamos sentido, y debemos decidir a quedarnos como estamos o a intentar aquello que soñamos.

Vamos a buscar lo mejor, aspirar a más, algo más bueno que lo que ahora tenemos y que lo que ahora somos. Estas visiones, retos, desafíos, metas expectativas e ilusiones, o como queramos llamarles, a través de las respuestas que les damos, van a determinar la clase de persona que somos. Según la actitud con la que ante ella reaccionamos.

¿Han visto en el verano, cuando empiezan las lluvias torrenciales luego de esos días de calor? Presten atención a este ejemplo. Yo y muchas otras personas nos guarecíamos en la parada del autobús, del aguacero, buscando no mojarnos, o mojarnos lo menos posible. Los chicos de la escuela, los jóvenes de secundaria, y primaria que también esperaban, en cambio se metieron alegres en medio de la tormenta y dejaron que esta les mojara con algarabía, la verdad es que se les envidiaba esa alegría.

Ellos eran jóvenes alegres que querían o a los que no les importaba mojarse, nosotros éramos adultos cascarrabias molestos por, al menos, el horario de la lluvia. ¡Que distinta actitud!

De la misma manera las cosas que pasan nos muestran como somos, si somos alegres y joviales, aún las cosas tristes las afrontaremos de esa manera. Y si somos parcos y huraños, difícil que salgamos a gritar de alegría aunque ganemos la lotería. No debemos pensar que, cuando tengamos éxito seremos alegres y joviales, no será así, a menos que la meta sea lograr ese cambio. ¿Con qué actitud afrontamos nuestros desafíos? Pues, lo hacemos como somos.

A ver, en primer lugar podemos eludir el desafío, no aceptar el reto, acomodándonos de algún modo a nuestra situación de necesidad o carencia. O todo lo contrario, podemos aceptar el reto y librar la batalla y la lucha para lograr ese premio al esfuerzo que es el éxito.  Podemos hacerlo en soledad, si tenemos una personalidad solitaria, o hacerlo en grupo, si somos sociables y ejercitamos un don de gentes. En fin.

Según la decisión y la actitud que adoptemos, así somos, parte de un mundo dinámico, que se arriesga y busca el progreso. O parte de un mundo plácido y gentil que prefiere el sosiego. Ninguno de los dos es un fracaso, ni el uno ni el otro, los dos grupos coexisten y se autodefinen entre sí y yo les voy a mostrar cómo. Ni una ni otra actitud es un fracaso o un éxito en sí mismo, sino que el uno es el complemento del otro.

Una persona tranquila no tiene por qué avergonzarse, más bien debemos recordar y comparar con las batallas de las ciencias estratégicas militares, y recordar que en toda batalla existe una parte del ejército que lucha. Y una parte que no participa del combate, sino que se hace cargo de cuidar el bagaje, las vituallas, los víveres, en el campamento, esto es muy importante, a veces decisivo.

En un torneo, son más los que no participan de él que los que participan, no podría haber torneo si fuera de otro modo,  son más necesarios el público, los jueces, los entrenadores, los utileros y los preparadores, que los participantes del torneo en sí.

Ellos, cada uno, participan pero de otro modo. De otro modo, ésa es la clave, todos triunfan en lo suyo, y coexisten e interactúan juntos. Darse cuenta de la necesidad de un cambio, es la generadora de las ideas y las acciones que nos llevarán al éxito. Y todos tenemos un campo específico, un lugar en la comunidad y una oportunidad para tener éxito, y así sentirnos realizados y satisfechos con nosotros mismos. El éxito es posible para todos y para cada uno.

Capitulo Séptimo: Ver lo que aún no es.

Una vez que tenemos conciencia de nuestra necesidad de cambiar, ¿qué sigue en el camino del éxito? ¿Cuál es el paso siguiente? Aunque parezca un poco abstracto, un poco idealista en mi afirmación el paso que sigue consiste en tener fe.

Debemos tener fe de que podemos conseguir lo que nos proponemos, fe, confianza y segura esperanza, y esta no es una actitud mística o religiosa, aunque lo parezca, esto es algo parecido, pero más claro, directo y efectivo.

La fe, concebida religiosamente, según los pastores y los clérigos es la certeza en cosas que no se pueden ver pero que uno sabe que son verdaderas, podríamos citar párrafos, autores, de varios libros sagrados de diferentes sectas y denominaciones, pero no hace falta que seamos  en este caso tan puntillosos en lo que a doctrinas se refiere.

Nuestro tema es el de la fe activa no la fe religiosa, aunque para ambos casos sirva la misma definición, digamos que así como las cosas espirituales parecen responder a la fe, las cosas materiales responden a ella rigurosamente. Pero no necesito dejar este tema en la ambigüedad, puedo dar más y muchos más ejemplos de cómo ejercitamos y podemos ejercitar la fe práctica cada día, por ejemplo.

Nosotros nunca vimos ni conversamos con nuestros antepasados, tan solo tenemos fe de que existieron, igual que la historia, con sus indicios y sus restos, nosotros los interpretamos de una manera y tenemos fe que no estamos tan alejados de la verdad real. De la misma manera que sé que hay o hubo un relojero, por el solo hecho o signo de que existe un reloj, sé que hay un creador porque existe lo creado,

Un agricultor siembra, sin poder ver, ni oler, ni sentir lo que va a cosechar, sabe que es verdadera la cosecha por más que no la pueda ver. Por lo contingente de la vida, tiene tan solo una esperanza de que el día de la siega va a llegar, por eso siembra, sin esa fe, o esperanza no lo haría.

Una persona ve partir un barco en el puerto, el barco se va hasta desaparecer en el horizonte y por más que no lo pueda ver, sabe que hay un barco navegando por allá. Una persona que va a emprender un viaje lo hace porque tiene fe, confianza, convicción y certeza de que va a poder llegar a su destino, por esa convicción viaja y si no la tuviera, no lo haría.

Un empleado tiene fe en su patrón, un enfermo, en su doctor, un creyente en Dios, tal vez un rico en su dinero y en sus posesiones, mis clientes en mí como abogado. Tan solo la convicción y la fe nos va demostrando en que o en quien vale la pena creer, pero esa fe debe existir, o ni siquiera empezaríamos a  andar.

A la mañana nadie se levantaría si no supiera que va a volver a acostarse luego de una jornada satisfactoria. Nadie daría un paso afuera de la cama si supiera, pensara o tuviera la convicción de que al hacerlo caería a un pozo, o la seguridad de que algo malo le va a ocurrir. Todos damos un paso, porque tenemos fe de que podremos dar el siguiente, y respiramos porque pensamos que podremos seguirlo haciendo.

Todo lo que hacemos es vindicado por la convicción de nuestra fe en acción. Puesto que el éxito es un cambio positivo, tenemos que tener fe. Así que, luego de evaluar y decidir que necesitamos hacer un cambio y que  hacer ese cambio, es posible, tener fe es el paso que sigue. 

Capitulo Octavo: Ver más allá.

No quisiera gastar muchas palabras con este tema de creer y tener fe, pero aún me va a ser necesario explayarme un poco más en este tema, porque lleva implícitos en él ciertos puntos importantes que debemos considerar. Me voy a valer de algunos ejemplos.

¿Recuerdan ustedes a Cristóbal Colón?, era un hombre con fe, noten que no digo que era un hombre de fe, lo cual tendría una connotación religiosa, era un hombre con fe. Una vez que el sentido común de marino le hizo entender, casi intuitivamente que realmente la Tierra era redonda y que se podía llegar, por lo tanto a un mismo lugar de la Tierra por dos caminos…opuestos,  era su convicción y anduvo mucho para poder demostrarlo. ¿Se imaginan ustedes? que tras fracasar en Génova y en Portugal podría haberse desanimado, es decir, una persona sin convicción se hubiera desanimado. Pero, esa es la diferencia, la que hace la historia y el éxito, cualquiera hubiera pensado para sí mismo: “bueno, si estos dos poderosos reinos me negaron su ayuda, ¿Qué puedo esperar de los Reyes de dos reinos más, como son Castilla y Aragón?”.  Pero me imagino que la fe de Colón era tan simple como la mía y pensó que lo peor que podía pasar era que le digan que no.

Si estudian un poco de historia verán que por esta época Colón no era el único en creer en la esfericidad de la tierra, muchos otros ya lo creían, era una especie de secreto científico avanzado y no corroborado. Pero él fue el primero que se propuso demostrar lo que le parecía evidente, y por ello, es histórico lo que logró y lo que no logró y todo lo demás. A causa de que él tuvo esa fe el mundo cambió y hoy no sería igual, si no hubiera existido él. Hoy pasa exactamente lo mismo y rigen los mismos principios de fe para el éxito, todos podemos tener un sueño, una visión, un deseo, una expectativa.

Pero hasta que no le apliquemos el poder de la fe, la convicción y la confianza, en eso que vemos, aunque nadie más lo pueda ver de tal manera que ejercitando esa fe con toda nuestra fuerza espiritual y física, eso, que es solo un sueño, una expectativa, una esperanza, de pronto, sea una realidad. Repito, nadie moverá un dedo por una aventura, por una empresa, por un éxito, si no tiene la fe de que lo podrá lograr. Esa actitud de fe es esencial para tener éxito.

Si nos ponemos a pensar e hilar fino en este sentido, nos daremos cuenta que es la fe la que hace aparecer las cosechas, las ciudades, las casas, la ropa que vestimos, el alimento que comemos, los puentes, los caminos, las fábricas, los barcos, los aviones, los satélites y las comunicaciones. Toda la civilización es el fruto de la operación de la fe práctica de las personas, y las personas son lo más valioso que tienen las civilizaciones.

De la misma  forma nuestro éxito tendrá que aparecer luego de que tengamos fe y no antes. Y mientras tengamos vida nuestra existencia puede ser una continuidad de éxitos, si eso es lo que nos proponemos y deseamos. En realidad, está en muchos aspectos, en nuestras manos y a nuestro alcance. Y si no, hay que hacer como Colón y esforzarnos más.

Capitulo  Noveno: Tengo un plan.

Veamos por eso, que cosa hizo Colón, luego de tener fe. Digamos que luego que tuvo su convicción, elaboró un plan para conseguir su propósito, necesitaba barcos y muchas otras cosas, en fin, podríamos decir más de este plan de acción. Pero básicamente nos basta con decir que era un plan de pasos a seguir, llevado a cabo estrictamente, por un marino profesional como era Colón.

 No me cabe duda de que, si hubiera sido un banquero, o un político, o un miembro de la corte real, o un militar lo hubiera hecho de otra manera, pero, elaboró un plan desde su propia perspectiva de marino. No se imaginan lo importante que es este detalle para Uds que no pueden ni deben pretender asimilar los planes de otros exactamente, sino  adaptarlos a su propia realidad, esto no es pecado, ni error, es una necesidad.

Aquí, aparece otra connotación de importancia, ante la cual tengo que apelar, en parte a la perspicacia del lector. Leemos y sabemos que, este descubridor, tuvo muchos fracasos, esto es comprobable históricamente, pero esto no lo desalentó. Quizás hubo en el mundo otros Colones, que si se desalentaron y por eso el mundo hoy no los conoce, como hubo muchos pintores que no pintaron, músicos que no compusieron, marinos que no navegaron.

Pero este marino del cual estamos hablando, ¿Qué hizo después de sus fracasos? Siguió trabajando, trabajando y trabajando, dejó mucho esfuerzo en el camino, pero sentía que valía la pena y el tiempo le dio la razón. Remontar el fracaso, es una parte del éxito. En realidad vivimos inmersos en un océano de éxitos y de fracasos, aunque el mundo solo cuente los éxitos.

En realidad el éxito y el fracaso coexisten cotidianamente, el trabajo arduo de cada día nos hace ver momentos buenos y malos, y cada día remontamos los fracasos. Y en este tema que está lleno de implicancias personales y sociales, del cual no hemos estudiado aún su plenitud, debemos entender que vivir es un  éxito de cada día. Y que los éxitos cotidianos, el pequeño éxito de cada día, es la base sobre la que se fundan los éxitos grandes, en otras palabras, los éxitos ordinarios del hombre, marcan el camino para los éxitos extraordinarios.

¿Cuál va a ser el resultado de todo lo anterior para nosotros?

Pues que nos vamos a sentir legitimados para buscar la manera, a veces innovadora, un poco transgresora de hacer realidad nuestro sueño, nuestra visión innovadora o la solución de nuestras necesidades. Y, dentro de ciertos parámetros sociales marcados por su valor, de tal modo que a los ojos de algunos apareceremos como ejecutores de una hazaña y forjadores de un destino, superadores de una realidad. De una manera que, tal vez, otros no habían visto ni previsto, nuestro éxito será de todos y para todos, lo cual es el mérito excelso de todos los verdaderos éxitos.

Capitulo Décimo: Un riesgo igual.

Huelga hacer un comentario, por mi parte, con respecto al éxito y al cambio que significa para una persona, para una comunidad, familia o grupo, incluso para una nación o un pueblo. Deben saber que los cambios van a sobrevenir, aunque nadie haga nada, por el solo devenir del tiempo y por los hechos de la naturaleza, no importa que solo nos dediquemos a vivir, sin hacer nada significativamente especial.

Igual los cambios van a venir, aunque muy probablemente no serán para nada los que deseamos. Por eso resulta tan valioso que nosotros decidamos cuales son los cambios que queremos, aunque al principio sintamos como el vértigo de que nos lanzamos a la ventura. Esto de pretender un éxito histórico lo vamos a hacer con el mismo riesgo que  todas aquellas cosas que afrontamos cada día, o sea, cotidianamente.

Pasamos riesgos en el hogar, en el trabajo, en la calle, no importa si estamos haciendo o no cosas importantes. Corremos los mismos peligros intentando tener éxito que los que corremos al no intentarlo, esta es una realidad. Así pues, munidos de esta información  nos vamos al paso que será el tercero de este camino nuestro hacia el éxito. Tal como Colon vamos a elaborar un plan.

Me gusta el tema de Colon, porque por ser tan conocido, no tengo que explicarlo tanto. Otro ejemplo que me gusta usar es el del General San Martín. Cuando no lo conocía nadie y tuvo su idea de cruzar la cordillera con un ejército completo, suerte para él, que una persona importante le escuchó y le creyó (Pueyrredón). También eran momentos desesperados en los cuales creo que cualquier iniciativa caía bien. De modo que el destino, el curso de las cosas, la oportunidad, le permitió desarrollar y cumplir su idea. Su plan se llevó a cabo.

Pero este ejemplo me sirve para ilustrar el paso a paso de un plan. San Martín no juntó a la gente y se largó así nomás a cruzar la cordillera. Sino que preparó su ejército de una manera concienzuda, tal que ha quedado en la historia de las grandes hazañas militares. Por eso, cuando nosotros decimos que debemos elaborar un plan, debemos entender que éste debe ser un nexo real entre el lugar o situación donde estamos y el éxito que queremos lograr.

En otras palabras, debe ser el camino, debe ser el puente, entre yo y lo que quiero. Debe ser un plan para cruzar nuestra propia cordillera, aquella que nos separa de lo que queremos. Aquí, alguno intentaría dibujarte un puente o un camino o una escalera, pero yo creo que tu mente es suficientemente despierta y en estas cosas sencillas no necesitas de esquemas que prefiguren tus soluciones. Y no es mi intención encasillar el tema en esquemas y moldes.

El paso a paso de un plan es como sigue.

Capitulo decimoprimero: Autonomía y Autodisciplina

¿Cómo se elabora un plan? Si bien esta podría ser la parte más complicada y difícil de este libro, me precio de haber logrado simplificar el asunto, hasta el punto de que me hubiera gustado tenerlo a mi disposición en mi juventud. Mayores hubieran sido mis logros en muchos casos.

Existen experiencias ordenadoras y disciplinadoras en la vida de las personas; familiar y socialmente, en lo social durante mucho tiempo existió el llamado Servicio Militar, el cual era obligatorio, que funcionó para muchos como un ordenador de la conducta y la actitud personal. Un medio para aprender a obedecer, que es un requisito previo para aprender a mandar, y muchos allí aprendieron a mandar al más difícil recluta: A nosotros mismos.

Entre los miembros de la fe mormona, aparece una costumbre religiosa altamente beneficiosa para la autodisciplina de sus jóvenes, que comúnmente llaman “misión”, la cual consiste en alejar de sus hogares por dos años de sus vidas a los jóvenes para misionar y predicar la fe bajo la tutela de su iglesia.

Esta experiencia funciona como un ordenador de lo que yo llamo la “disciplina personal” que no es otra cosa que la capacidad de autogobernarse. La capacidad de darse órdenes uno mismo y respetarse lo suficiente como para cumplirlas.

Esto que digo, parece tan sencillo, y sin embargo es tan importante y tan difícil, nosotros vemos y conocemos gente adulta que no tienen el gobierno de sí mismos, y por no tenerlo, padecen vicios, adicciones y enfermedades.

Muchos por no tener autodisciplina no terminaron una carrera universitaria, secundaria, o dilapidaron una empresa, o una herencia, o adquirieron hábitos que terminaron arruinándolos o matándolos como el juego compulsivo o la adicción al tabaco. ¿Por qué pongo este tema en el tapete?

Porque para la elaboración y la consecución de un plan es imprescindible la autonomía y la autodisciplina, estas cualidades no pueden simularse, no se las puede fingir, no se las puede pedir prestadas, nadie las puede aprender o esgrimir por otro, son esencial e indubitablemente personales. ¿Quiénes pueden elaborar y llevar adelante un plan, un proyecto personal?

Solamente aquellos que poseen autonomía y autodisciplina, es decir, el gobierno de sí mismos. ¿Qué cosa es la autonomía y la disciplina? Bueno, la autonomía es la capacidad de imponernos nuestras propias leyes, nuestras directrices, nosotros mismos, no nuestros padres, profesores o patrones, pastores, obispos o jefes. La autodisciplina es la capacidad de poner esas leyes y directrices nuestras en práctica, por nosotros mismos, sin que algo o alguien nos tenga que obligar o compeler. Evidentemente son muchos los que gustan de declamar su independencia y su autonomía, pero cuidado, el que necesita declamarla, es tal vez porque no las tenga.

Muchos se ponderan a sí mismos como personas autónomas y disciplinadas, pero en momentos de presión y de crisis no tienen mayor capacidad de acción y decisión que un niño de pocos años. La madurez de los mayores a veces no es real.

Son funcionales en el ámbito cercano, en su zona de comodidad, pero en cuanto salen o se alejan de su zona cotidiana tambalean sus valores y entran en crisis y conmoción. De poco nos servirá elaborar un plan para el éxito si no tenemos la autonomía y la autodisciplina necesaria para obligarnos a nosotros mismos a cumplirlo.

Capitulo Decimosegundo: Tiempos, personas y cosas

Un plan es un proyecto de trabajo, y como tal trae un resultado previsto al cual llamaremos: fin, objetivo, propósito, finalidad o meta, da igual, el cual será valioso, o debe serlo para quien lo va a ejecutar. El fin, objetivo, propósito, finalidad o meta es esencial a un plan o proyecto, a tal punto que, no puede haber un plan que no lo tenga. Lo que sigue va a parecer más fácil en cuanto va a ser más práctico.

Nos fijaremos de anotar y proveer las cosas para nuestro proyecto que están en el espacio, las que ocupan algún lugar. Esto es, las personas y los recursos materiales que para el proyecto vamos a necesitar. Así que, las cosas de nuestro proyecto, que están en el espacio, las vamos a subdividir en dos rubros: personas y cosas. Lo mejor, por supuesto es anotarlo, primero quienes son las personas que me van a ayudar, o si lo voy a hacer yo solo, bajo el título de recursos humanos, y bajo el título cosas voy a enumerar los artículos, herramientas y enseres que voy a usar, incluso el dinero.

Este pequeño inventario inicial, no tiene que ser perfecto ni tengo que ser súper puntilloso, solamente un poco disciplinado, si tengo que cambiar, aumentando o disminuyendo un ítem de cosas o personas, está bien, es normal hacer ajustes durante todo el proyecto. Tampoco te voy a encasillar en un esquema para que lo hagas en una libreta, cuaderno, etc., porque no tiene sentido, cada uno tiene sus maneras de anotar las cosas, mis hijos usan sus teléfonos celulares o tabletas y nunca se olvidan nada, lo hacen mejor que yo que tengo una hermosa agenda de cuerito manuscrita.

Luego nos fijaremos de anotar las cosas que están preferentemente en el tiempo y lo haremos de una manera a la que algunos no están acostumbrados, como primera columna o dato no irán las cosas, sino los tiempos, anotaremos la fecha y los horarios en los cuales se desarrollará cada paso y acción de nuestro proyecto. Esta es la parte más humana del proceso, puesto que solo las personas pueden operar por su propia decisión y dirección en el tiempo. O sea, decidir que se va a hacer en cada momento,… y hacerlo.

En columnas, o como dato subsiguiente a la fecha y hora de cada cosa, anotamos que es lo que se va a hacer, quien lo va a hacer y qué es lo que se va a usar, paso a paso. Es divertido, si lo miramos bien, porque nosotros ponemos las reglas. Es como una carrera de tiempo, un juego de tiempo que nosotros vamos a inventar y dirigir.

Estas son las acciones del proyecto, las vamos a anotar como si fueran cosas, para ir marcándolas y tachándolas a medida que las realizamos, pero debemos entender que son acciones, no hay que comprarlas ni obtenerlas, hay que hacerlas. Esta segunda parte donde distribuimos acciones en el tiempo, es la más importante.

A través de ellas demarcamos el comienzo y el fin de nuestro proyecto, y también el paso a paso organizado del mismo. Es la forma en la cual vamos a traer el proyecto desde la dimensión de nuestra mente a la realidad. Es el modo en que, a lo que hemos proyectado lo vamos a crear, lo vamos a hacer aparecer en el mundo real.

Capítulo Decimotercero: Regalarme lo que quiero.

Hay planes que vienen prácticamente armados, por ejemplo, un curso de estudio, una carrera universitaria, donde lo único que se nos requiere es perseverancia y tenacidad, se sigue un plan prediseñado por una institución facilitadora. Ella dispone los recursos y los distribuye en el tiempo, lo cual nos permite que, pagando o no, nosotros creemos un nuevo ser, un abogado, un médico, un ingeniero, un profesor, etc, en nosotros mismos.

Ellos nos dan un gran servicio, pero, lo importante, el estudio y el dinero necesario en el tiempo planificado lo ponemos nosotros. La necesidad de la autodisciplina y la autonomía son claras en cuanto a que nadie puede, por mucho que nos quiera, estudiar y esforzarse por nosotros, ni rendir nuestros exámenes o evaluaciones. No se puede simular, o fingir la autonomía y la autodisciplina.

Cuando no existen instituciones que faciliten el proyecto, y este queda enteramente a nuestro cargo, Tal como: leer un libro, o escribirlo. O construir una casa. O fabricar algo. El progreso temporal de las acciones, la organización de lo que vamos a hacer secuenciadas en el tiempo, paso a paso, debe ser elaborado por nosotros mismos.

Allí es donde aparece con mayor énfasis, la capacidad personal de cada uno, y me parece que allí el logro de la meta vale mucho más. Aquí es donde aparece la necesidad de un programa, una agenda, un anotador que puede ser manual o electrónico, eso no importa tanto, lo que es importante es tener un registro donde vamos marcando, tachando o anotando los progresos que vamos teniendo en el paso a paso de lo que hemos planeado.

Muchas personas son reacias a planificar su vida, su día a día  en una calenda de acciones o en una agenda, pero igual caen, por fuerza, en la rueda rutinaria del día y la noche y las cosas que se pueden hacer social o naturalmente en un momento dado y no en otro. El mundo humano está organizado en horarios, así como todas las actividades del hombre, así que no se trata de nuestro gusto o no, el mundo ya está organizado así, lo queramos o no.

De modo que, en nuestro camino al éxito vamos a manejar una agenda, un programa previo, un calendario o calenda específico, pero no lo vamos a hacer tan complejo, puesto que a medida que vamos de proyecto en proyecto, también nos perfeccionamos en esto, es decir, en la forma de programar, diseñar y controlar los que hacemos.

Normalmente un plan o un proyecto son como un modo de regalarnos algo que deseamos o queremos, no importa lo que sea, en el tiempo o en el espacio, ya sea un auto o una vida feliz, es la forma de ponerlo en nuestro futuro para que nos encontremos con él. Es la forma más humana y natural de conseguir las cosas. No hay nada de mágico y misterioso aquí.

Digamos que el éxito es elegir algo que se nos antoja, y el proyecto o plan es como el envoltorio de regalo que le ponemos, el cual, si se cumple, nos pone, ¡milagro! En el mundo de la realidad, lo que estaba en el mundo de nuestra mente,…hace realidad lo que soñamos.

Capitulo Decimocuarto: Perro que sale…

Todo esto que te estoy enseñando tiene su correlato en casos reales que corroboran cual sea el verdadero y simple camino al éxito. Es un método real y tangible que desde los primeros intentos demuestra sus bondades, por ejemplo: Un amigo mío, nos sorprendió a propios y extraños, simplemente dijo que a los veintiún años él iba a comprar su primer auto. Y lo hizo.

Al cumplir los dieciocho años empezó a trabajar, lo que hizo fue guardar cada mes la mitad de todo lo que ganaba, puesto que no tenía gastos u obligaciones, pudo hacerlo disciplinadamente. A los veintiún años compró su primer auto y lo pagó de contado. Hágase alguno el diagrama de este sencillo plan y verá que contiene todos los principios del sistema que en este libro estoy enseñando. Un objetivo, recursos distribuidos en el espacio y en el tiempo, más la fe y  la autodisciplina.

Otro ejemplo: Un joven vuelve a su ciudad natal, y además de trabajar, anhela estudiar, pero es abril y las inscripciones iniciales, que son normalmente en marzo, a los distintos profesorados ya han pasado, por lo general, la gente común se da por vencida y deja pasar el año, dándolo por perdido para los estudios. Pero este joven no.

Fue a la escuela más prestigiosa de enseñanza del magisterio de su ciudad, que era una capital de provincia, y preguntó el nombre del rector o rectora a fin de cursarle una nota. La persona que le atendió le preguntó qué era lo que iba a poner en dicha nota, a lo cual el joven le explico su situación y dilema, por el cual iba a solicitar y rogar que le aceptaran inscribirle fuera de término.

La persona que le atendió, le dijo que escribiera la nota en ese momento, aun en forma manuscrita, y que la firmara, que ella misma se iba a encargar de diligenciarla. El joven así lo hizo, y volviendo, al día siguiente, encontró que su nota había tenido un resultado favorable. Más aún, descubrió que la persona que le había atendido era la propia rectora, y que ella había dispuesto que pudiera concurrir como alumno al establecimiento mientras hacía los demás trámites de su inscripción, de hecho, ella misma le llevó y le presentó ante su curso. Nótese acá que la meta del joven era no perder el año sin estudiar, que pergeñó un plan, el cual se facilitó, es cierto, pero que, de no haber tenido un plan, ninguna de estas cosas le hubieran pasado.

Tómese en cuenta para que se sepa que la oportunidad aparece para el que la está buscando. Mi madre solía decirlo en forma de refrán: “Perro que sale a la calle, encuentra hueso”.

Capitulo Decimoquinto: Escríbelo todo ahora.

Un examen es un caso típico en el cual uno debe brillar con luz propia, no se la puede pedir prestada, ya que nadie puede estudiar para que sepa otro. Un joven amigo mío preparó su examen así: Puesto que un examen tiene fecha anticipada tuvo que atenerse a los días que restaban para su prueba, y, como todos saben, la tensión va creciendo hasta ese momento. A este joven le restaban exactamente treinta y siete días, y el decidió premiarse si lo hacía, porque venía coleccionando fracasos en ese sentido.

El decidió gratificarse, solo si tenía éxito, con diez pesos por cada hora de estudio, a fin de comprarse algo que siempre  había querido, pero otras prioridades se lo habían impedido. Esto requirió mucho esfuerzo y autodisciplina, y aunque algunos días no pudo cumplir sus horas de estudio, llego a estudiar hasta diez horas por día. El resultado fue, que aprobó la materia, porque cuando se estudia, como el mismo decía “hoy descubrí que cuando se estudia se aprueba”

No solamente obtuvo un respetable siete como nota, que en los ámbitos universitarios es bastante notable, sino que aprendió autodisciplina. Además de poder comprar para sí algo que siempre había deseado. También es destacable este método le sirvió para rendir varios exámenes más, comenzando una etapa definitoria para su carrera, la cual terminó en poco tiempo más.

Haga cada uno para sí el programa y la agenda de este proyecto, y verá cuan útil puede ser para sí mismos. Según mi criterio personal debe existir un lugar donde quede registrado todas nuestras metas y nuestros proyectos, nuestros planes y sus expectativas, que no sean solo nuestros pensamientos. Si lo registramos, en un cuaderno, un diario, una agenda, un celular o pc o algo similar, por muchas razones existe la posibilidad de que algún día lo logremos, no importa la difícil o lejano que parezca, si solamente lo pensamos y no anotamos, lo olvidaremos.

Podríamos comenzar ordenando dos o tres metas principales que nos proponemos hacer durante este año, al principio, solo los títulos, en un segundo momento, distribuirlo a lo largo del calendario del año, indicando el momento en que nos proponemos empezar con cada uno. Anotaremos las personas que pueden ayudarnos, el modo y la categoría en que podrán hacerlo, y las cosas que utilizaremos y el modo de tenerlas listas, es decir cuando las compraremos y acopiaremos para tenerlas disponibles cuando nos toque comenzar. Todos estos son recursos que están en el espacio, las personas y las cosas, y lo mejor será que toda esta parte del plan la pongamos por escrito.

Capitulo Decimosexto: La teoría de la compensación.

Ahora dando un salto en esta secuencia discursiva, voy a hablar de una teoría que se llama “teoría de la compensación”, la cual muchos no consiguen al principio relacionar con el tema del cual estamos hablando, pero que en realidad forma parte de nuestro simple y verdadero camino al éxito.

Pero esta teoría requiere que primero la comprendamos, para ello voy a citar casos muy ilustrativos, y luego mostrar como esto se relaciona con nuestros tópicos. El primero de ellos me viene de mi experiencia religiosa, como todos saben en casi todas las iglesias las reuniones son dominicales y las usuales, con administración de sacramentos suelen ser largas y ceremoniosas, destacables por su reverencia y silencio.

A veces concurren familias con niños pequeños, que sufren el problema de que sus hijos se impacientan y alborotan, no solo abochornan a sus madres, sino que quiebran la solemnidad del momento sacramental o la predicación. Algunos líderes de avezada experiencia, tienen la costumbre de estar preparados para estas ocasiones, ellos se acercan a la madre, y le preguntan si le permitirían convidarle un dulce al niño en cuestión o niños. Normalmente las madres agradecidas aceptan.

Los hermanos suelen dar a los niños un dulce, alfajor o galletitas tan grande, lo sé por experiencia, que terminan con el problema durante el resto de toda la reunión. Esta es la demostración de la teoría de la compensación, el niño, en realidad ya está haciendo un esfuerzo para estarse quieto en una reunión que todavía no comprende. Lo compensamos con algo agradable y con el tiempo recuerda con alegría esos momentos, y al crecer, con orgullo, alude a que ya es más grande y no necesita de estas cosas para estarse quieto.

La teoría de la compensación también, brilla en las escuelas, una maestra me lo contó, y yo, autorizado por ella, lo comparto con ustedes. Ella me contó que los alumnos de un grado de primaria bastante alto, en determinada época del año, no se esforzaban en terminar sus evaluaciones escritas. Al toque de timbre las entregaban sin completar, sin darle importancia al reprobado, al aplazo, o al no satisfactorio que pudiera resultar de su calificación.

Cansada de renegar con esta cuestión, decidió aplicar con ellos la teoría de la compensación. Lo hizo de esta manera, mostró a los chicos una caja de alfajores, e hizo ver uno o dos de ellos con sus papeles brillantes plateados y rosados y amarillos. Yo  no sé por qué, los chicos ven las cosas en las manos de los maestros, más grandes y más bellos que lo que es en realidad, pues estos eran alfajores comunes y baratos que también compraban en el kiosco de la escuela.

Pero cuando ella les dijo que solo sería acreedor a un alfajor aquel que entregase la prueba escrita completa, estalló en el aula un frenesí, por aquél alfajor.  Muchos terminaron antes que el recreo y se fueron cada uno con su alfajor, a otros no les importó el recreo y se quedaron hasta terminar. ¿Por qué hicieron esto los chicos? Estoy seguro que muy poco le interesaron las futuras calificaciones, la calificación era un después, en cambio el alfajor es un ahora. Esto hace una gran diferencia, la otra diferencia es que es mejor merecer algo, y es mucho más agradable, que tener dinero para comprarlo. ¡No hay cosa más satisfactoria que sentir que uno merece algo! Espero que vayan armando esta teoría y tal vez ya la van a ir relacionando en sus mentes con el tema de un proyecto de éxito.

Capítulo Decimoséptimo: Compensar, incentivar.

Un empleador tenía un problema con la cocina y el baño de sus empleados. A pesar de que él pagaba una limpieza de estos ambientes todas las semanas, esta no duraba mucho tiempo, los muchachos de la empresa la daban vuelta en un rato. Y aunque el taller y el despacho funcionaban en forma perfecta, la cocina y el baño parecían la continuación del callejón de la parte de atrás del establecimiento. Mi amigo el empleador decidió aplicar la teoría de la compensación, colocó un cartel que decía: “Si la cocina y el baño permanecen limpios y ordenados cada día de la semana, los operarios tendrán salida quince minutos antes  de las dieciocho horas.” Así funciona, pues la teoría de la compensación, la base está en estos tres elementos, autoridad, mérito y ahora, o sea no tener que esperar. La teoría de la compensación dice básicamente que una persona disfruta mucho más una cosa cuando siente que la merece, y cuando puede disfrutar del premio de inmediato, mucho más aún.

Parece algo tan simple, pero no lo es, es una clave para lograr incentivar el logro de muchas cosas buenas, útiles y necesarias, y para darle una alegría concomitante a tareas que de otro modo se ven difíciles o molestas. ¿Qué tiene que ver la teoría de la compensación con nuestro tema del camino al éxito? Es lo que te estarás preguntando seguramente, aunque algunas mentes avezadas y punzantes ya se lo deben estar imaginando. Yo les voy a responder esa pregunta con un caso más.

Tengo un amigo, que hace varios años trabajaba en una empresa y fue enviado a un lugar donde la producción había bajado. Cuando llegó pudo comprobar que la cosa estaba muy difícil, por muchas razones y los equipos de trabajo bastante desanimados. Decidió llevar las cosas al terreno de la teoría de la compensación de la siguiente manera: Era una tradición de su equipo de trabajo, reunirse al final de la jornada, no en la oficina sino en un bar muy cómodo y tranquilo.  Allí, luego de presentar cada uno su informe, partir a sus casas.

Allí recibían sus viáticos, y todo el valor de la merienda, esto era lo mejor, lo costeaba la empresa. Así que, le informó al grupo, que la próxima sesión de informes, no se haría en ese bar, sino en la oficina, a menos que hubiera producción de, por lo menos dos de los miembros del equipo. El reto fue tomado como un desafío por los jóvenes, que a partir de aquel día no solo a producir, sino a ver quiénes eran los que salvaban primero cada día. La fórmula era muy sencilla, simplemente llamaban por teléfono a mi amigo y le decían algo así:

-Hola, José, te esperamos en el bar. Tan sencillo como fructífero, por supuesto que la producción levantó. El éxito en abundancia llegó a través de la teoría de la compensación. Cuando tengo un proyecto y le aplico lo que propicio en este capítulo, aplicando el principio de que, cuando planeo y me doy órdenes a mí mismo, soy el patrón, el gerente, el jefe de mi proyecto. Y, cuando obedezco esas instrucciones, soy el operario, el empleado, el obrero. Puedo, con autodisciplina, aplicar esta teoría a mis propias actividades y asegurar el éxito más algunas interesantes compensaciones. Tengo una amiga que aplicó mis ideas con esta variante, dijo:

-Tenía que forzarme a mí misma a estudiar determinado número de horas, así que me auto establecí un premio, una auto compensación, si cumplía mis horas de estudio en la semana, saldría los fines de semana con mi novio, y si no, no. No sé qué valor tiene un novio para una señorita, pero con esta actitud ganó las dos cosas. Por un lado pudo salir con su novio, y por el otro aprobó sus exámenes. ¿Quién le dio la orden que posibilitó esto? Ella misma se la dio. Sorprendente. ¿No?

Capítulo Decimoctavo: Humanizar el plan.

Debemos aprender a combinar nuestros proyectos, cada una de sus etapas, o la meta final con actividades interesantes y agradables que sirvan para humanizarlos. A veces tenemos la impresión, la mala formación o información de que, cuando estamos con un proyecto en ejecución, debemos hacerlo con los dientes apretados y con una actitud estoica y espartana.

Pero en muy pocos casos y momentos es así, si bien el proyecto es el proyecto, no dejamos de vivir por él. No debemos usarlo para deshumanizarnos. Meterse en un proyecto al cien por ciento de nuestra vida, sin tener esas horas con actividades agradables que te compensen y equilibren el esfuerzo y la tensión que le estás poniendo, es una forma de deshumanizar tu vida. Y terminarás estresado, muchos proyectos mueren sin éxito por esto.

Por más que, como has leído en los capítulos anteriores, hacemos un culto de nuestra autonomía y disciplina. Si obráramos de la manera que el párrafo anterior, o sea, como se dice vulgarmente, a cara de perro, sería una manera equivocada de entender estas cualidades. La vida humana no puede encerrarse en parámetros rígidos, porque ella es esencialmente libre. Necesita actividad creativa, placentera, cómoda y purificante y todo eso debe formar parte de nuestro camino al éxito.

Cuando iniciamos un proyecto debemos programar, intercalados en su desarrollo, las actividades placenteras y relajantes estratégicamente a todo lo largo del proyecto. Ellas van a servir para distendernos de la tensión que nos cargan las partes más difíciles de un proyecto. Si estuviéramos en el ambiente escolar les llamaríamos “recreos” y en términos laborales, “descansos”, estos compensan el esfuerzo y la tensión. Si el esfuerzo ha sido físico, nos viene bien un relax de lectura, bebidas y música, si el esfuerzo ha sido intelectual, tal vez lo mejor será un poco de calistenia o una caminata.

También podemos establecer, especialmente en los proyectos largos, como pueden ser una carrera universitaria o un emprendimiento o fábrica, una especie de compensación que yo suelo llamar  “premio” que se establecen para cada una de las etapas principales del proyecto. En los casos de estudio o trabajo hablaríamos de las vacaciones anuales o semestrales, con paseos, salidas, etc,

Esas cosas que no hacemos porque estamos realizando el proyecto, o porque aún no lo hemos terminado. En realidad debemos hacerlas, hasta donde nos sea posible, no podemos usar el proyecto que es libre y nuestro, como una excusa para deshumanizar nuestra vida con urgencias que no son necesarias. Por supuesto que para poder hacer estos premios realidad vamos a tener  que hacer previsiones, organizar nuestros gastos, guardar pesos.

En fin, aprender a manejar lo que ganamos o lo que nos llega a la mano de la manera que sea, en realidad, nuestro acomodamiento económico a nuestra realidad económica puede ser nuestro primer proyecto. Aplicando la teoría de la compensación en nuestros proyectos de éxito, podremos contar al final de ellos, no solo con el fin del proyecto, sino con todos los premios y los buenos momentos que a causa de él nosotros mismos nos hayamos dado.

De la misma manera, nuestro sistema de premios a través de la Teoría de la Compensación puede producir un vuelco en nuestra manera de vivir cultural y socialmente. Yo sé de muchos que, por estudiar o trabajar, dejan prácticamente de tener una vida, cultural y socialmente hablando. Tengo un amigo que es pastor en una iglesia, él trabaja muchas horas, el resto de las horas las reparte entre su familia y su ministerio. Una vez le pregunté si su religión le impedía ir al teatro con sus hijos o algo así, me dijo que no, al contrario, sus líderes lo fomentaban.

Sin embargo, él, por su parte hace muchos años que no lo hacía, y sus hijos nunca. Como tengo otros amigos que me regalan entradas para un teatro infantil, le regalé algunas para que viera con sus hijos, “Las aventuras de Gulliver”. Sé por experiencia que, una obra teatral en una versión local,  es muy distinta a leerla o verla en una película o en la televisión.

Otro amigo, estudiante universitario, de otra provincia, había conseguido un trabajo y en conjunto con el estudio, consumían todo su tiempo. Estaba desanimado, cansado y para colmo, acababa de reprobar un examen. Fuimos a comer a un restaurante y charlamos, le pregunté si había ido al cine últimamente, o a la cancha, o algo así, algo que no tuviera nada que ver con sus estudios o su trabajo. Le dije algo así: “Chango, eso es lo que vos necesitas urgente, antes del próximo examen, tomate uno o dos días para vos y después me contás”.

Me llamó luego, para decirme que había aprobado el examen. Aplicando mi consejo, había descansado del estudio algunos días, y eso le había devuelto la tranquilidad, con la cual hizo frente a un examen, que esta vez, en lugar de padecer, lo disfrutó. “Sos un sabio” me dijo, pero yo me reí, y le dije que no era para tanto y que aun cuando no lo creyera, él me había ayudado también a mí.

Así, las personas, por sus proyectos de éxito pueden volver a los teatros, a los cines, a los parques, a las reuniones, a los recitales, a los festivales folklóricos, etc, etc, y no al revés. Y disfrutar de cosas que son positivas, edificantes, divertidas, gratificantes, aprovechando momentos que de otro modo los pasaríamos hurañamente metidos en casa.

Capítulo Decimonoveno: No trabajes solo

Todas estas cosas que embellecen y humanizan nuestro camino al éxito, todavía presentan un peldaño más que puede transformar esta aventura hacia el éxito, en algo todavía, más satisfactorio y bello como es lo que trato en este capítulo. Hemos hablado de la aventura de emprender un cambio útil y beneficioso, este es un camino, el único verdadero y simple hacia el éxito, contrario a todo lo que hemos aprendido antes, vemos que es un camino posible, libre y cercano.

Hemos aprendido que se emprende y no tiene fin, porque podemos ir de éxito en éxito como de triunfo en triunfo, si seguimos el paso a paso adecuado. Y que el fracaso no es otra cosa que un aprendizaje del que podemos remontarnos, de modo que podemos decir que convertimos los fracasos en éxitos, cuando dejamos que ellos nos enseñen las lecciones que han venido a darnos. No somos infalibles.

Hemos aprendido que no hace falta que estoicamente emprendamos nuestros proyectos con los dientes apretados con una rigidez espartana. A menos que el proyecto lo requiera por su propia naturaleza, por ejemplo, en una carrera, un deporte, un torneo de lucha o boxeo. Y que, además, para no convertirnos en autómatas, jalonaremos las etapas exitosas de nuestros proyectos con actividades agradables, que sirvan para liberar la tensión y el tedio rutinario, al que nos puede llevar todo proyecto.

Todo esto porque somos seres humanos y no queremos protagonizar proyectos que sean deshumanizantes, ese rasgo humano y feliz de nuestros proyectos es muy importante. Hemos aprendido que cuando el proyecto es de largo plazo debemos combinarlos con varios eventos parciales de valor para nosotros. Para que no solo nos regalemos el éxito, el resultado del proyecto, sino además las otras cosas que, como premios y estímulos nos  hayamos propuesto.

Por último, como broche de oro de esta construcción semántica, debo decir que no hace falta que llevemos adelante nuestros proyectos en soledad. Podemos compartir nuestro camino al éxito, y casi estaremos obligados a ello, pues casi todos tenemos alrededor personas que amamos y nos aman, a las cuales les interesa lo que hacemos. A quienes les puede interesar hacer el trayecto con nosotros o mantenerse a nuestro lado mientras los llevamos a cabo.

Lo maravilloso de la humanidad es como se entrelazan las vidas y las experiencias de unos y otros, el roce con otros seres humanos mejora nuestra performance, perfecciona nuestros esfuerzos. Porque si hay algo  que es mito una ilusión, un  sueño, es ese sueño individualista que en los siglos pasados enseñaban en las escuelas, de que los hombres triunfaban solos.

Eso es un cuento, un verso falso, ni San Martín, ni Cristóbal Colón, ni alguno de los héroes y próceres reales del pasado, estuvieron solos. Todos tenían padres, madres, esposas, hijos, amigos. Y tampoco sus triunfos fueron para ellos solos, sino que fueron compartidos por las personas que amaron y se esforzaron con ellos. Es algo maravilloso compartir proyectos, y llevarlos a cabo mancomunadamente con otras personas, y si no al menos compartir los logros con los que queremos.

Es así como los proyectos se convierten en empresas y alcanzan un vuelo insospechado. A veces una familia, o un grupo de amigos se juntaron para comentar la necesidad de un cambio en sus vidas, en sus situaciones, y de pronto descubren que hay algo que pueden hacer juntos, se animan, se dan valor. Inician una empresa, un emprendimiento, organizan, planifican y agendan las cosas juntos. Tienen la oportunidad de ayudarse y corregirse el uno al otro, en un grupo siempre uno anima al que se desanima, y cuando el principal se cansa, el segundo lo sostiene.

Siempre dos o más pueden más que uno, ven mejor los problemas y las soluciones, y, si hay laboriosidad y franqueza en todos y cada uno, los demás defectos y falencias se superan. Siempre procuren inmiscuir a sus amigos, familiares y sus seres queridos en sus proyectos, si tienen temor de hacerlo, o les parece inadecuado para ellos, posiblemente lo será también para ustedes. Cuidado con esto.

Para que no quede en el aire lo anterior, vamos a dar algunos ejemplos. Nada como ejemplos de la vida real para ilustrar las cosas. Tengo un amigo, en este caso en una ciudad de la costa, y de esto hace varios años, el que, en una etapa crítica de su familia, aprendió a fabricar jabón. Ni lerdo ni perezoso se largó a vender jabones de colores con formas de animalitos, recuerdo que su esposa los envolvía en celofán. Ella salía con sus hijos a venderlos en los almacenes y farmacias de la ciudad, como un adminículo de higiene para niños. Recuerdo que eran lindos jabones, yo los usé.

Luego, inventó un nuevo champú, y lo patentó, le puso una linda etiqueta, y con esos productos, empezó una próspera empresa donde incluso trabajaba su yerno y su hija mayor. La última vez que lo vi, el hacia la distribución de sus productos en un vehículo con su logo y tenía una casa enorme de dos pisos. Para un hombre que comenzó en una pequeña casa prefabricada, no dudo que su empresa era un éxito, seguro lo sigue siendo.

Otro ejemplo lo vi de un grupo de profesoras y profesores, cansados de la falta de trabajo y de sus bajos salarios. Se dijeron que, no habiendo en el medio, iban a tener que inventar sus empleos, sus propias fuentes de trabajo. Hicieron juntos lo que cada uno por su lado no podía hacer: Alquilaron una casa grande y bien ubicada, y en ella montaron una escuela, por supuesto privada. Y con las consiguientes luchas legales para autorizarla, empezó a funcionar. No sé cuánto tiempo tardaron, pero luego abrieron una escuela secundaria.

Cobraron ánimo e hicieron lo mismo en tres ciudades, a esta altura de su progreso. La mayoría de los iniciadores de este emprendimiento fungían como directivos, y los nuevos profesores, eran sus empleados. También tengo otro amigo, que no armó una empresa con su idea, pero obtuvo mucho tiempo sus recursos por medio de ella. La idea era tan sencilla, que cuando la recordaba, me provocaba una sonrisa: El obtuvo un polvillo muy fino residual, de una fábrica de cal, y como le dijeron que llevara la cantidad que quisiera, el llevó a su casa cajas y cajas de esa tierra. Por lo que sé, el mezcló en una proporción que no conozco, ese polvo con algo de jabón en polvo y lo pesó en bolsitas de kilo y de medio kilo. Le puso una etiqueta donde lo bautizó con un nombre  insólito: “Nuevo Limpiador Argentino” y daba algunas instrucciones en letra más pequeña de cómo debía usarse. Y otra vez, esa socia, que nunca debe faltarle a ningún hombre, su esposa, salía con sus dos niños, como quien pasea, a vender el producto en muchas partes.

Yo mismo lo probé y les aseguro que era excelente, pensé que era el inicio de una gran empresa. Pero el, en sus andanzas de ventas, conoció una persona dueña de un gran comercio y se dedicó a trabajar para él, su idea le había dado todo lo necesario para vivir y progresar durante tres años. Además sin ella, nunca hubiera conocido a su actual empleador, que viendo sus cualidades e inventiva, lo vinculó a sus negocios. Esto de trabajar en familia y de involucrar en nuestros proyectos a las personas que amamos es sumamente aconsejable y útil de muchas maneras, en primer lugar, como medida de cautela:

Si sentimos que no es un proyecto donde podamos involucrar a las personas que amamos, probablemente tampoco sea adecuado para nosotros, y este detalle sirve para darnos cuenta de ello. Por otro lado, el proyecto familiar sirve para enseñar y formar a nuestros hijos en forma real para la vida real, algo que no se logra en ninguna escuela.

Además toda la familia ve, vivencia de donde vienen sus recursos y los cuida de otra manera, ¿vieron esos chicos que no cuidan lo que tienen, tan solo porque no saben lo que cuesta? Algo que he aprendido a través de mi vida, es que la doctrina de salvarse solo individualmente, es un mito, nadie se salva solo, dependemos los unos de los otros, interactuamos beneficiándonos los unos a los otros, o no hay la comunidad y la sociedad que pensamos es una gran falacia. También el éxito, como todo lo humano, puede ser individual, pero es mayor y más significativo cuando puede albergar y alcanzar a todos los que amamos.

Capitulo Vigésimo: El barquito de la vida.

Este es el feliz, simple y verdadero camino al éxito, el cual no tiene nada de misterioso ni de imposible, es libre para todos. De modo que si tienes una necesidad, necesitas un cambio en tu vida, un logro, un sueño, una aspiración que pretendes alcanzar, conviértela en un proyecto, enlista todo lo necesario para hacerlo, invita a quienes quieras en tu equipo y con ellos diagrama cada uno de los tiempos y los roles y:  ¡Hazlo!

Al mismo tiempo recuerda que la vida es un barquito que navega por las aguas del éxito y del fracaso, y que el error y el acierto forman parte de la vida, así que usa tus fracasos y tus errores más para aprender que para llorar. No importa que tengas que vencer, puede ser incluso una adicción, una enfermedad, puedes emprender un oficio, una carrera, un negocio, un emprendimiento, puedes regalarte a ti mismo salud, una casa, un auto, un título, si tan solo lo conviertes en un proyecto, en un paso a paso posible.

El hombre está en el mundo para probarse a sí mismo cual sea la clase de hombre que puede llegar a ser. No encuentra nada hecho, ni siquiera a sí mismo, debe armar su manera de ser, su mundo, su universo y aún mientras lo está armando, debe vivir en él. Es como tener que armar el avión en el que estás volando.

¿Tiene el hombre con que hacerlo? Si, sin duda, tiene la materia prima y la herramienta más importante y valiosa que hay en el mundo, que es él mismo. Así la vida es como la aventura y la película que queremos vivir, podemos imprimirle nuestro sello y estilo, introduciendo a la realidad las cosas que queremos y soñamos, produciendo los cambios que necesitamos y deseamos.

Desde ya que, si nos quedamos sosegados y quietos, los cambios y los riesgos vendrán igualmente, y esos cambios que vendrán nos manejarán ellos. Por eso al que no hace nada hasta que se le manda, le llamamos flojo y negligente, por lo tanto el consejo es, lo que quieras ser, o hacer: ¡Hazlo!

Rodac Ziluben Tucmanaho te invita a leer sus otros libros de esta trilogía:

“Tiempos de Barro” (Respeta el tiempo) Y “Un Secreto que te dejará mudo”


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